“¡Payaso mediático! ¡Payaso mediático!” Tal vez casi todos recuerden ese video de Estudio Fútbol en el que Alejandro Fabbri discutía fuertemente con Horacio Pagani. Muchos se quedaron con el agravio pero ¿Por qué se hizo tan famoso ese video? ¿De qué estaban discutiendo? Bueno, debemos decir que discutían sobre el Ferro de Carlos Timoteo Griguol.
En la década de 1980 el diario Clarín era férreo defensor del Luis Menotti, DT de la Selección Argentina de aquel entonces y su táctica de juego. Mientras tanto el Ferro de Timoteo peleaba y ganaba títulos. Alejandro Fabbri, periodista de Clarín en esos años, acusaba a Horacio Pagani, jefe de redacción del diario, de hacer una campaña en contra de Ferro criticándole su estilo de juego y ocultando así, que el problema de fondo era que el éxito de los equipos chicos hacía disminuir la venta de los diarios. Los hinchas verdolagas cantaban en esos años: “Dicen que somos un equipo aburrido/ que especulamos que jugamos para atrás/ me chupa un huevo todo el periodismo a Caballito cada vez lo quiero más” y “Ferro va a salir campeón, al compás del tamboril, se dedicamos a todos los hijos de p… del diario Clarín”.
Nacido en Córdoba en 1936 Carlos Timoteo Griguol inició su camino en el fútbol en Las Palmas, club de su ciudad natal. Su paso como futbolista fue por Atlanta y Rosario Central. También logró una breve participación en la selección Argentina en la cual ganaría la copa américa 1959.
La parte más recordada del viejo será desde el banco de suplentes. Aunque esté muy arraigado en Ferro, su comienzo fue en Rosario Central donde dirigió las divisiones inferiores y en 1973 logró el campeonato Nacional con un equipo al que el periodismo bautizó como “los picapiedras”, para oponer su estilo al Huracán de Menotti que ese mismo año ganó el metropolitano. Llegaría a Caballito en 1979 donde había sido recomendado por el gran Leon Najnudel quien era entrenador del básquet de Ferro y años más tarde el creador de la Liga Nacional de Básquet.
La llegada de Timoteo a Ferro fue algo desconfiada para muchos, aunque ya había dado sobradas muestras desde la dirección técnica canalla, el viejo venía de dirigir en Kimberley y no levantaba grandes expectativas. El arranque no fue fácil, en la fecha 11 del Metropolitano del 80 los rumores de su salida eran número cantado. Aquel 3 de abril, Racing se fue al entretiempo con un 3 a 1 sobre Ferro que era lapidario, a los 2 minutos de iniciarse el complemento la Academia sentenciaba con el cuarto gol lo que los testigos atribuyen al gesto que el entonces técnico de Racing (el Toto Lorenzo) le hizo con los brazos a sus dirigidos: “ya está”. Sin embargo Saccardi (enseguida) y Rubén Rojas a los 27 minutos del segundo tiempo acercaron los tanteadores. Lo que siguió constituyó una tarde épica donde Oeste se quedó con un 5-4 que permitió que el hilo de la historia no se cortara.
Al año siguiente ya se codeaba con los más grandes. El Boca de Maradona, el River de Kempes, el Independiente de Bochini y tantos otros. En el Metropolitano de 1981 lograría el primer subcampeonato de Ferro luego de quedar a 1 punto del Boca de Diego. Al torneo siguiente, Nacional 1981, Ferro quedaría a un paso de la gloria al perder la final contra el River de Mario Kempes. En las semifinales de ese torneo el equipo de Caballito había derrotado a V**** en lo que fue el partido más importante en la historia del clásico del Oeste.
La tercera es la vencida y en el campeonato nacional 1982 Ferro llegaría a sumar su primera estrella. Ganando una final contra Quilmes apenas terminada la guerra de Malvinas. La alegría llegaba al pueblo verdolaga y Oeste sumaba no sólo su primer campeonato, también alcanzaba a ser el segundo equipo de la Argentina en salir campeón invicto después de San Lorenzo. Con mayor cantidad de goles a favor, con goleador incluido y con la valla menos vencida.
El arbitraje (como el periodismo) fue otro obstáculo en la carrera de Timoteo. Luego de ser campeón, Ferro llegaba invicto a enfrentar a Huracán en Parque Patricios y fue víctima de uno de los fallos más vergonzosos de la historia del fútbol argentino. Ferro manejaba la pelota en su campo esperando que el equipo quemero salga de su terreno de juego y a los 7 min del 2T el árbitro Demaro pitó tiro libre para el equipo local aduciendo “acción antideportiva y desleal”. Nunca visto. Meses después, el calendario volvió a cruzar al árbitro con el DT y Timoteo posó sonriente haciendo gala de su grandeza.
Otro caso vergonzoso fue contra San Lorenzo en 1983. Ferro venía puntero y se enfrentaba a los cuervos, otro candidato del campeonato. A los 3 minutos Oeste ya ganaba 1 a 0, pero no contaba que a los 20 minutos ya iba a tener tres expulsados, motivo que enojo de sobre manera a Timoteo. Hay que aclara que el Ferro de esos años era el que menos expulsados y menos amonestados tenía, el hecho de ya sumar tres rojas en 20 minutos explicaba claramente la mala intención de parte del arbitraje hacia Oeste. El partido terminó 2 a 1 en favor de los cuervos y debió ser suspendido porque Ferro recibió una quinta expulsión y por lo tanto no podía seguir jugando por reglamento.
En 1984 el verdolaga llegaba a su segunda estrella ganando una final histórica frente a River, con 4 a 0 en global. El equipo de Griguol seguía sumando hazañas y victorias, bajaba a los grandes y comenzaba a humillarlos.
Su reputación de docente lo llevó a ser contratado por River para dirigir al plantel que había ganado todo con el “bamboneo” Veira pero que se había convertido en un grupo imposible. Ganaron la copa interamericana, pero las anécdotas de ese grupo (que Ruggeri hace públicas habitualmente, como la la compra de armas en la concentración) hicieron que todo se volviera inconducente.
Volvió de inmediato a Ferro que se había convertido en su casa. Consustanciado con la dirigencia, garantizó buenas actuaciones con equipos formados por unas divisiones inferiores que tenían su sello. Una ecuación que inyectaba ingresos al club desde la siembra de jugadores que se hacía en Pontevedra. Queda el recuerdo del equipo del apertura 92, donde con 11 jugadores formados en el Club, se peleó el torneo hasta la fecha 17.
El paso por Caballito del gran Carlos Timoteo Griguol dejaría marcado a fuego. No sólo por los campeonatos, también por sus enseñanzas y valores. Es sabido que en sus equipos no se alcanzaba la titularidad sólo con ser el mejor jugador, también era indispensable mostrar el boletín, aquellos jugadores que tenían faltas o no tenían buenas notas, no llegaban a jugar al fin de semana. La importancia del estudio y de inculcar el deseo de saber era un pilar básico de las enseñanzas de Timoteo. Primero la casa, después el coche. Otra de sus insistencias a los jugadores más jóvenes era inculcar prioridades en la vida.
Los años 90, con su discurso de modernización y frivolidad, también transformaron a Caballito y a Ferro. La elección de 1993 que terminó con 30 años de presidencia de Santiago Leyden fue el germen de una salida ingrata donde desde la misma tribuna que lo había ovacionado empezó a entonar otro tipo de cantos financiados por una nueva dirigencia que buscaba un modelo de club mas parecido al menemismo importador, donde el modelo de producción de Griguol se había tornado un desarrollismo vetusto para sus socios.
Se fue a Gimnasia a seguir demostrando que su sabiduría seguía vigente. Aunque no pudo coronar con un campeonato en Gimnasia, logró acrecentar la admiración y el respeto de cada vez más colegas y discípulos.
Retirado de la Dirección Técnica, siguió acompañando la suerte de Ferro. En plena quiebra, y luego del abandono del gerenciador Mascardi, se reunió con el inexperto DT Rodolfo Pereira para darle el respaldo necesario. En las asambleas de socios y socias que buscaban hacer frente a la quiebra o en cada festejo de cumpleaños de Oeste. Acertadamente en 2016, financiado por el “mono” Burgos y operativizado por Tití Fernández, se colocó una estatua en la sede que fue descubierto ante su presencia y la de cientos de hinchas que le demostraron su amor, aunque los signos de su enfermedad eran visibles.
El fútbol Argentino y Ferro en especial despiden a un grande. A un hombre que formó grandes jugadores y mejores personas. Paradojalmente, el periodismo que muchas veces lo minimizó, lo había matado hace una semana haciendo circular una fake news. Contrariamente, su presencia seguirá presente en Ferro cuando la noticia de mañana tape la de su fallecimiento. Quedarán las canciones que canta la popular para homenajearlo y su huella, que pervive en todos los que los que fueron moldeado por su sabiduría de maestro.
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