Foto Ferro oficial
Tras dos semanas llenas de controversias Ferro fue de “punto” a Carlos Casares y se trajo la clasificación a cuartos de final que se festejó hasta entrado el domingo.
El equipo de Cordon venía de dos empates con demostraciones de poco carácter que, si bien lo clasificaron al reducido por el segundo ascenso, lo dejaron afuera de la Copa Argentina del año próximo y lo ubicaron como el peor clasificado al reducido con la consecuencia de tener desventaja deportiva en todas las instancias que pueda sortear. Situación que le costó retirarse de la cancha bajo una tenue pero novedosa silbatina.
Cuando al día siguiente se conoció el rival, se cambió de página y de humor, y comenzaron las especulaciones para saber si se podría acompañar al equipo a Carlos Casares. Agropecuario es un club nuevo de esa ciudad que juega prácticamente a cancha vacía, lo que alentaba a muchos verdolagas a llegar a ese distrito e ingresar a ver el partido aunque legalmente el futbol argentino tienen prohibida la presencia de hinchas visitantes. Algunos ilusos creyeron que Agropecuario le iba a abrir las puertas a los verdolagas para asegurarse una buena recaudación sin entender que el club del “Rey de la Soja” (Grobocopatel) no se sostiene vendiendo entradas sino que, por el contrario, fundó esta institución deportiva como un engranaje más de su infraestructura financiera. La primer traba para los hinchas de Ferro fue que las entradas no se venderían el día del partido, lo que obligaba a ir por lo menos un día antes a una ciudad con poca plaza hotelera o conseguir a algún vecino de la ciudad hiciera el favor de pasar por la boletería y retenerla hasta el sábado. La venta de 1000 entradas anticipadas encendió las alarmas y se dispuso una medida ilegal que obligaba a todo el público que quisiera acceder a la cancha a acreditar domicilio en Casares o ciudades aledañas. La dirigencia de Ferro dispuso la colocación de una pantalla gigante para que los hinchas pudieran sortear el último obstáculo: poder ver el partido que televisaba de manera exclusiva la poco popular señal DirecTV.
El sábado desde temprano se empezó a percibir un clima de partido en el barrio aunque la cita era a más de 300 km. Las parrillas del club estaban totalmente reservadas y los supermercadistas chinos se asombraban de las ventas de bebidas espirituosas. Desde las 16 horas el playón del club iba recibiendo a los hinchas para presenciar el partido en comunidad, al tiempo que se confirmaba que los once que saldrían a la cancha eran los que habían construido la mejor racha del equipo en el campeonato, pero que luego el técnico fue desarmando para probar cosas que nunca funcionaron mejor.
De cara a la pantalla, el aliento fue constante, como si se estuviera convencido de que los canticos viajarían hasta Casares. La posibilidad de hidratar las gargantas y entonar el espíritu benefició la resistencia a la temperatura y los nervios.
El rival arrancó el partido mejor, pero producto de una buena presión luego de un pelotazo largo, Alexander Díaz robó y pateó de afuera del área poniendo el 1 a 0 que revirtió la carga y la presión. Aun sin jugar bien, Oeste no pasó mayores sobresaltos. El rival (igual que los otros 17 que ya enfrentó) eligió atacar por la derecha aprovechando las ventajas que el lateral izquierdo ofrece cada fin de semana. Con la ventaja Ferro no se desesperó y en el cierre del juego abrochó la clasificación en los pies del ingresado Claudio Mosca que selló el resultado. Sin deslumbrar, las individualidades, hicieron la diferencia sin mostrar un funcionamiento colectivo.
El pitazo final desató un festejo que siguió por varias horas adentro y afuera del club, ya que con este resultado los hinchas podrán encontrarse nuevamente en una semana (también en Caballito) para presenciar el partido de ida contra Almirante Brown y poner a prueba el estado físico de los de Casanova (vienen de jugar 120 minutos con un día menos de descanso) y el ánimo (luego de perder una final por el ascenso a 5 minutos de llegar a los penales).
Pero eso ya será otra historia. Por el momento los hinchas de Ferro tuvieron un sábado de alegría y un domingo que empezó con la noticia de que el héroe anónimo de la esquina de Colegiales, ese lugar que naturalmente nadie vincula con Ferro, reapareció para recordarnos la felicidad de que “Ganó Ferro y avanzó”.
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