Sin decir la palabra gerenciamiento y apelando al concepto de “consultoría técnica” el 2021 arrancó en Ferro a mediados de febrero cuando la dirigencia acordó con el empresario Cristian Bragarnik un vínculo que nunca tuvo carácter de documento público. El resultado deportivo fue positivo aunque no se logró el ascenso. Porque en un clima de pos pandemia los hinchas pudieron acompañar y disfrutar de 2 meses de felicidad.
Un DT elegido desde el prejuicio
El DT elegido fue Diego Osella de la escudería Bragarnik. A la luz del funcionamiento que intentó al principio, parecía que la elección por parte del empresario (reconocido hincha de Velez) completaba todos los casilleros de los prejuicios periodísticos que cayeron sobre la idiosincrasia futbolística de Ferro. Se contrató un técnico defensivo en exceso que paraba al equipo en la puerta del área propia. Seguramente que el “consultor técnico” debe haber creído que así maridaba con el paladar de los hinchas.
Un plantel para ilusionarse
La noticia de la contratación del cuerpo técnico fue el puntapié tardío (en comparación con el resto de los clubes) del inicio de un proceso que en 48 hs tenía 12 jugadores a disposición que cayeron en el club como cascada. Los arqueros Costa y Miño. Los defensores Balbis y Manchot. Los volantes Fattori, Ellacopulos, Tanda, Gallardo y Sills. Los delanteros Ramis, Rivero y el nombre fuerte: Brian Fernández. El armado del plantel se completó con la retención de jugadores que habían sido importantes como Olivares y Toloza (sumado a Aleo, el lateral izquierdo que había contratado el técnico saliente Cordon)
¿Quién toma las decisiones?
Los resultados iniciales fueron malos. Desde la dirigencia se produjo un operativo desgaste luego de la tercera derrota en cuatro fechas sobre el DT para lograr una renuncia que los dispensara de abonar la totalidad del contrato. Algo que evidenció que el poder de la toma de decisiones estaba repartida. Con esa espalda, Osella logró sortear los malos resultados iniciales y un brote de covid dentro del plantel producto de los viajes grupales a entrenar al predio de Escobar. La derrota con Almagro de local en la última fecha de la primera ronda hicieron que el técnico que declaraba jugar a “saltear líneas” por los malos estados de los campos de juego renunciara a su cargo. Buena parte de los resultados obtenido se sostenían en la individualidad de Brian Fernandez y de sus 8 goles que sirvieron para sumar 12 de los 23 puntos con los que Ferro contaba.
Una dupla para el volantazo futbolístico
La llegada de la dupla técnica Gómez- Orsi renovó los planteos y la forma de encarar los partidos. Con ellos vinieron 2 refuerzos de jerarquía: el volante Claudio Mosca y el delantero Gonzalo Rodríguez. Los resultados iniciales (2 puntos sobre 9 posibles) fueron encauzándose de tal forma que Ferro se terminó convirtiendo en el mejor equipo de la segunda ronda (34 puntos producto de 9 triunfos, 7 empates y 1 sola derrota).
La mística
El mensaje público de los nuevos entrenadores y la comunión con los medios que los reproducían empezó a generar un lazo que fue creciendo en el club. No solo no había detractores sino que las palabras eran elogiosas y el compromiso tal, que se percibía en las acciones. Entrenamientos a puertas herméticas sin reproches e información que no se filtraba. Colaboraciones desde todos sectores en pos de un fin común que los técnicos llamaban “un solo Ferro” y que se sostenía en el funcionamiento y los resultados futbolísticos y de un acompañamiento e identificación de los hinchas que se volvió hegemónico. Las declaraciones iniciales aseguraban que habían dejado pasar otras ofertas porque existía el deseo de dirigir un club al cual se admiraba. Y nunca especularon con el objetivo que perseguían. Se hablaba de lisa y francamente de ascenso. Generadores de declaraciones maradoneanas, sostenían una meritocracia que los impulsaba a dar el último paso al escalón que soñaron en un principio. Venían escalando desde la Primera D, ascendiendo con Fénix, luego con Flandria, para recaer en Ferro a cumplir su sueño que coincidía con el nuestro. Así se generó una mística donde el sacrificio personal y colectivo reclamaba recompensa. Un halo de restitución histórica, de justicia divina, parecía envolver cada declaración. No se distinguía en el discurso si se hablaba de la experiencia personal de los DT (todos sus peldaños en el ascenso y la injusticia que venían de sufrir en San Martin de Tucumán) o del renacimiento de Ferro después de la larga agonía de la quiebra.
Los abanderados contra Chiqui Tapia
El transcurrir del campeonato fue evidenciando lo que terminó siendo inocultable, Barracas Central (el modesto equipo del presidente de la AFA) recibía favores arbitrales y, pese a pelear en los puestos de vanguardia, nunca era elegido para ser televisado por la señal de cable que tiene como relator de los partidos de la Selección a su Director Técnico. Para el público neutral, Barracas pasaba desapercibido ya que sus partidos eran mayormente transmitidos por la señal de streaming de TyC, canal empleador de Rodolfo de Paoli, técnico de Barracas. Un video que compilaba los penales inexistentes que le sancionaban a favor y los penales en contra omitidos por el arbitraje comenzó a rotar remolcado por los enemigos que el ”uno” de AFA tiene en otros ambitos. Chiqui Tapia fue envestido por una serie de poderes que quisieron desterrarlo del sillón de Viamonte. Tanto desde el gobierno nacional como desde el Grupo Clarín lo enfrentaron. Desde la dirigencia de Ferro la relación con Tapia estaba rota y así Ferro se embanderó en la avanzada en AFA, ya que el club históricamente no cuenta con las simpatías de Clarín. Ahí fue Bragarnik el que “operó” mediáticamente. “El gran diario argentino” se sumó a la sensiblería de los pastelitos. Paradojalmente, el mismo diario que defenestraba al Ferro de un tipo intachable como Griguol, ahora se subía a este Ferro que en las declaraciones y la historia de superación personal de sus DTs (y de Brian Fernández) lo convertían en el personaje bueno que necesitaban. Ahora Ferro sí era galancito del relato que afeaba al “ogro” Tapia que había que desterrar. Aun sabiendo toda la mugre que rodea el accionar de Tapia y de Barracas, es necesario tener en claro quienes nos utilizaron y con qué fines, para no andar confundiendo amigos y aliados ocasionales que nunca condescendientes con nuestra historia.
Ferro visitó a Almagro en la última fecha en el segundo lugar, a un solo punto de Barracas, pero el partido en simultáneo del equipo de Chiqui Tapia fue un escándalo que valió una investigación judicial, una conferencia de prensa de los jugadores de Dálmine donde se atajaron de la acusación de haber “vendido” el partido, aunque todos fueron echados de Campana bajo un manto de sospecha y repudio.
2 meses en el paraíso
Fuimos felices. Claro que sí. ¡Y como! En cuanto la pandemia dio respiro pudimos volver. Y no fue cualquier vuelta. Esa remontada contra los sanjuaninos que siguió por horas en las esquinas del barrio donde nos volvimos a abrazar como quizá nunca antes, nos ilusionamos y sacamos cuentas de hipotéticas finales y viajes a Santiago o Córdoba. Quedará para siempre esa postal de abrazos, desparramos, gestos genitales y pequeñas escenas que aún se descubren en aquella instantánea que alguna cabeza fría pudo capturar cuando todo era delirio. Y esa noche con San Telmo que gritamos 6 veces y cortamos la calle obligando a los automovilistas a festejar con nosotros o irse a otro barrio. Imponiendo un peaje de alegría y festejo para poder atravesar nuestro paraíso caballitense. Y el aguacero post Santamarina que en vano intentó apagar una braza verde como los fuegos que nos habitan. Y las pantallas gigantes y las cábalas y los banderazos y las ansiedades, las esperas de los mails de confirmación de ingreso a la platea o a la popular, y el deseo porque sea lunes para ir a la cancha y los abrazos y todo lo felices y agradecidos que fuimos hasta en la derrota.
Un penal inadmisible
Pero nos embocaron. Fuimos a buscar la pelota al fondo y de allí derechito al medio. A sacar de nuevo. Rápido. Queríamos seguir. Queríamos revancha. Con los que estábamos, arremeter nuevamente contra la injusticia y porque sí. Pero no. Se instaló la palabra “robo”, se vulgarizó en “afano”. Todo el mundo sabía lo que pasó. Recibimos miles de muestras de acompañamiento en la injusticia pública que recibimos. Volvimos al mapa futbolístico acompañado de un cariño masivo. Todo el mundo estaba con nosotros. Tal vez fue simplemente el despojo de Tapia a un competidor directo por el ascenso. O tal vez el fútbol, que es un ámbito más conservador que la política, no recibe tan alegremente a los inversores advenedizos. Si hasta Tinelli que se comía a los chicos crudos en todos lados, le clavaron un 38 a 38… como a este Ferro con billetera reforzada le iban a abrir la puerta de la primera división en el primer intento?
La revancha que no será
Las iniciales respuestas dubitativas de la dupla técnica nos obligaron a suponer que su profesionalismo no podía operar en la calentura de la revancha que los invadía. Que se podía tratar de un metódico análisis riguroso y balanceado tal cual siempre pregonaron para que la decisión sea una renovación que exorcizara el dolor y no una mera calentura revanchista. Pero la duda se extendió en el tiempo hasta que el desenlace nos entristeció a todos. La decisión del cuerpo técnico de no continuar ponía en duda todas las certezas sobre el futuro. Y ahora… ¿Quién viene? ¿Quién se va a quedar? ¿En serio hay que empezar de nuevo?
El desencanto
Y entonces aparecieron todas las miradas posibles. Los despechados que sintieron que todo fue una mentira pergeñada desde el inicio. Los calculadores que adivinaban cuestiones económicas que nos ubicaban como meras vidrieras de negocios ajenos. Todo mudó a la desesperación por enmendar rápidamente, como ese refrán de imposible resolución física que dice que “un clavo saca otro clavo”. Un proverbio grecolatino que empuñaron filósofos que nada saben de carpintería. “¿Al final todo fue mentira?” se preguntaban muchos. Los pastelitos se llenaron de humo y generaron un rechazo a los ojos de los otrora degustadores. Lo cierto es que lejos de creer que fuimos víctimas de una estafa de dos vendedores de ilusiones podemos afirmar que llegamos hasta la puerta, contra todos, porque construimos una ilusión con ellos. Porque ese discurso que hoy se ve como falso y se juzga como oportunista, fue el motorizante de un fenómeno que en nuestro club no recuerda antecedentes inmediatos. Quizá sea necesario poner cada cosa en su lugar, y pensar que sin esa mística, el resultado deportivo, no habría sido tal.
Nuevo DT
Finalmente Ferro contrato a Manuel Fernández para ocupar la dirección técnica. Un joven entrenador con 2 temporadas en el lomo a cargo de ese “lavadero” llamado Agropecuario de Casares dónde realizó buenas campañas. Ahora resta saber cómo será el armado del plantel, poder hacer una pretemporada como no se pudo el año anterior, limpiarse las heridas y arrancar de nuevo.
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