Este pasado viernes 9 de octubre se realizó una muy concurrida reunión virtual por Zoom bajo el lema “Salvemos el Santa Rosa”, convocada en redes sociales en razón de la presentación de dos proyectos de ley en la Legislatura Porteña que buscan otorgarle una protección patrimonial que impida su demolición y que el gobierno porteño lo expropie para poner en funcionamiento una escuela pública. Los proyectos son de autoría del diputado Javier Andrade, vice-presidente del bloque del Frente de Todos en la Legislatura.
Para comprender el valor del Colegio Santa Rosa, ubicado en la esquina de la calle Rosario y el Pasaje San Ireneo, hay que remontarse a principios del Siglo XX. A pesar de que el edificio data de uños años después, existen registros que indican que la escuela fue fundada en 1901 por Santa Francisca Javiera Cabrini (1850-1917). Esta misionera italiana, que fue canonizada en 1946 por el Papa Pío XII, realizó una importantísima tarea evangelizadora en toda América, especialmente en los Estados Unidos.
Durante un siglo generaciones y generaciones de niñas y mujeres (hasta que el colegio se volvió mixto a fines del Siglo XX) pasaron por este majestuoso colegio confesional ubicado en el corazón de Caballito. La historia del barrio está intimamente asociada a la escuela, y es común encontrarse con familias caballitenses donde abuelas, madres e hijas todas fueron alumnas del colegio. Pero como es sabido, con el cambio de siglo la escuela fue entrando en crisis.
Fue en 2006 cuando la Dirección de la escuela informó que el Santa Rosa cerraría. Cursaban, en ese momento, más de 500 alumnos repartidos entre los niveles inicial, primario y secundario. A pesar de que muchas familias decidieron dejar el colegio y buscar otras instituciones, una parte importante de la comunidad escolar se puso en movimiento, realizando todo tipo de actividades para intentar revertir la decisión. La consigna “Santa Rosa no se cierra” se escuchó en distintas marchas y protestas que se llevaron a cabo sobre la calle Rosario e incluso en el Parque Rivadavia. Cerrada la inscripción a nuevos alumnos, la escuela continuó abierta con quienes decidieron quedarse, paulatinamente achicando su matrícula hasta el año 2011 que se egresó la última camada en soledad. El año 2012 fue el cierre definitivo, aunque durante un breve lapso fue alquilada por el Centro Universitario de Idiomas de la UBA.
¿Por qué cerró el Santa Rosa? Nunca estuvo claro. Las autoridades aducían “razones edilicias”, aunque siempre circuló una sospecha de que detrás había algún interés inmobiliario de la congregación religiosa que administraba el colegio. Lo que sí está claro es lo que pasó después. Luego de varios años de abandono, en 2016 se anunció que el edificio sería demolido para la construcción de un gran complejo de seis torres de entre 8 y 13 pisos, 124 departamentos, cocheras y locales comerciales.
Aunque hubo noticias en los principales diarios refiriendo al emprendimiento, la primera presentación del proyecto fue realizada en la sede de la Comuna 6 por la empresa constructora rosarina MECSA y la Asociación Columbus (dueña del inmueble), a la que se convocó a vecinxs de la zona. La puesta en escena conjunta entre gobierno y privados evidenciaba que la propuesta contaba con el apoyo del gobierno de Horacio Rodriguez Larreta. Tanto es así que en 2017 el Ministerio de Espacio Público lanzó una licitación de 42 millones de pesos para crear un “área ambiental” en la manzana del colegio. El propósito era generar el ensanchamiento del pequeño Pasaje San Ireneo para dar mayor espacio a las torres. Sin embargo, fue tal el rechazo generado por este gasto supérfluo cuya razón era favorecer a la constructora, que finalmente fue suspendido por el propio ministerio.
La noticia de la inminente demolición del Santa Rosa movilizó al barrio. Con la asociación vecinal SOS Caballito a la cabeza, un sinnúmero de organizaciones barriales, ex-alumnxs y ex-docentes, vecinxs de la zona y el Consejo Consultivo se manifestaron en la esquina de Rosario y San Ireneo, exigiendo no sólo el alto a la destrucción del edificio, sino su recuperación por parte del Estado porteño como escuela pública, aduciendo la falta de vacantes, en especial en lo que respecta a los primeros años de escolarización. Las manifestaciones vecinales y las juntadas de firmas se multiplicaron. La más multitudinaria fue el Festival Recuperemos el Santa Rosa que se llevó a cabo en mayo de 2017 en el Parque Rivadavia y contó con la participación del trovador popular Horacio Fontova.
[Ahora] Nos reunimos c vecinxs p exigirle a @horaciorlarreta q el Colegio Santa Rosa siga siendo un colegio #EscuelaSiTorresNo pic.twitter.com/rkMKbM6Z2O
— Osvaldo Balossi (@Osvaldo_Balossi) October 3, 2016
#RecuperemosElSantaRosa para que vuelva a ser una #EscuelaPública #EscuelaSíTorresNo pic.twitter.com/vAow8uatbp
— horacio fontova (@horaciofontova) May 13, 2017
Hoy, tres años después, la presentación de dos nuevos proyectos para proteger el colegio y re-convertirlo en escuela pública reabren un importante debate de Caballito: ¿es necesario demoler una escuela para construir seis torres más? ¿O puede consensuarse un camino alternativo para que el Santa Rosa vuelva a ser un baluarte del barrio? La participación ciudadana y la movilización son, como siempre, los únicos caminos posibles para que nos hagamos oír.
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