Motivados por la discusión que viene atravesando la sociedad en estos días, desde Revista6 entrevistamos a padres y madres de nuestro barrio para que nos cuenten en primera persona sus experiencias y pareceres. Tres testimonios para pensar un conflicto donde la Justicia puede fallar pero no resolver.
Opuestamente a la manipulación de los relatos de los grandes medios, de los partidos políticos que gobiernan cada jurisdicción, de los propios sindicatos o, de los epidemiólogos; nos propusimos amplificar la voz de madres y padres. De ninguna manera es un intento de cerrar una discusión que se está dando en la sociedad, sino de complejizar los argumentos a tener en cuenta cuando se discute la situación de la presencialidad escolar en plena segunda ola de contagios de covid-19.
Mariana es mamá de 4 varones que se reparten en partes iguales entre primaria y secundaria. Gerardo también es padre de 4, aunque los dos más grandes van a la primaria y las más chicas al jardín. Noelia es madre de un alumno de primaria y otro de secundaria.
Un 2020 virtual
Lo primero que surge en sus relatos son las dificultades inéditas que les tocó atravesar en el 2020. La escolaridad virtual fue una irrupción sobre la que nadie estaba preparado y se combinó con nuevas modalidades laborales que terminaron de transformar los hogares por competo.
Mariana nos cuenta que “…el año pasado tenía al mayor de los chicos en el 1er año del secundario (año difícil para la adaptación) y se manejó vía un blog común de la escuela complementado con mails y algunas clases de zoom. Los otros tres, que estaban en primaria, mantuvieron sus clases por medio de una plataforma virtual de la escuela. Uno de ellos estaba en 7mo grado y teníamos ya planeado su viaje de egresados. Aunque la empresa de viajes nos brindó hacerlo igual en plena pandemia, los padres decidimos suspenderlo debido a que nos parecía un riesgo muy alto de contagio”.
Noelia parece contar con la suerte de su lado cuando dice que lo transitaron bien, “…justo nos habíamos mudado unos meses antes a un lugar más grande y pudimos organizarnos en el espacio para no “molestarnos” ya que tanto mi marido como yo pudimos organizar para trabajar desde casa. Eso la verdad fue una suerte porque nos permitió estar con ellos y acompañarlos lo mejor posible. Otra de las ventajas es haber contado con los dispositivos tecnológicos suficientes para poder conectarnos”.
Gerardo, por su parte, no duda en catalogar ese momento inicial de cuarentena como “duro”. “Al ser 4 hijes los que tenemos, más nuestro trabajo, se complicó al principio; pero después fuimos ajustando detalles y pudimos cumplir con todos”. Así cobra valor el beneficio que significó la cooperación familiar: “Nos repartíamos las tareas con mi esposa, por suerte podíamos cambiar nuestras tareas laborales y atendimos todos los zoom y reuniones de les chiques” afirma con la serenidad del deber cumplido.
Noelia se había mudado antes de la pandemia, Mariana lo hizo en cuanto las flexibilizaciones los fueron permitiendo: “vivíamos en una pieza chica en Caballito y teníamos que dividirnos entre el interior y la terraza. Ahora que estamos en un departamento y al tener horarios divididos se nos hace más amigable, aunque obviamente no es lo ideal”. Y agrega las dificultades y la ayuda del sistema educativo y sus límites. “Los tres más grandes ya tenían sus notebooks otorgadas por la escuela, en el caso del más chico debimos conseguir una notebook por nuestra propia cuenta porque no teníamos. La escuela tenía un sistema de préstamos de Tablet, pero insuficiente. Al tener a los cuatro chicos en casa conectados a la compu, tuvimos que contratar más velocidad de internet y por lo tanto gastar más plata”.
La vuelta a la presencialidad en 2021
La coincidencia es total en cuanto a la presencialidad y la necesidad que implicaba para los chicos y las familias. “El comienzo fue esperado –dice Mariana- aunque los protocolos vigentes hacen que nos tuviéramos que adaptar a muchos cambios. Para los mismos chicos es distinto y hasta a veces aburrido por la situación en que se da”.
Gerardo refuerza: “Al principio, te soy sincero, lo necesitábamos, por la experiencia vivida en 2020…” Noelia, sin disentir, no deja de poner la mirada en las dificultades que implica: “Creo que la presencialidad es importante, siempre y cuando estén garantizadas las condiciones para poder llevarla adelante. Nadie puede estar en contra de la presencialidad per se, me parece... Pero es un tema complejo teniendo en cuenta todo lo que implica el lograr la presencialidad, me refiero a la circulación tanto de adultos y menores en transporte público”.
En ese punto Mariana añade las dificultades que a la circulación le suma el transporte público: “El problema mayor es el transporte. Yo tengo que retirar del colegio a los más chicos en colectivo y varias veces tengo que dejar pasar bondis porque van llenos sin respetar ningún protocolo. A los más grandes, que a partir de este año viajan solos, les expliqué que viajen en lo posible sentados y en colectivos lo más vacíos posible. Realmente es muy difícil porque hay poca frecuencia y realmente cumplir con las burbujas de la escuela y después viajar apretado no tiene sentido.”
Gerardo finalmente pone un manto de realidad: “a medida que pasaban los días y observando al resto de los padres y madres que no se cuidaban, más la no vacunación de los docentes en CABA, más les chicos (que aunque les digas) se tocan, a veces no respetan las distancia, ya estábamos con la idea de no enviarlos más al colegio y volver a la virtualidad, por suerte se adelantó el Presidente y lo decretó”.
El rol de los docentes en boca de los padres
La unanimidad se vuelve a instalar cuando se habla del aporte que hicieron los docentes a un momento tan complejo. “Siempre estuvieron predispuestos. Fueron constantes los zoom con el rector del colegio y directoras. Con los chicos de primaria habilitaban más charlas virtuales, permitían retirar trabajos impresos por la escuela y hasta “recreos” por zoom donde hacían disfraces y distintos juegos” señala Mariana. Noelia ratifica el visible esfuerzo docente en la adaptación a la virtualidad y complementa sobre la vuelta a la presencialidad, que: “el desempeño general yo creo que fue bueno, más allá del contexto que es de por sí extremadamente extraño. Algunos docentes (en el caso de mi hijo mayor, por ejemplo, que va a segundo año) faltaron por haber tenido que aislarse o porque son grupo de riesgo”.
Gerardo no encuentra más que agradecimiento para con los docentes: “en ambos casos fue excelente, los docentes de escuelas públicas (por lo menos en nuestra experiencia) no solo enseñan, sino que contienen en lo emocional, tanto a los chicos como a la familia, ya sea por wasap, zoom y por mail, siempre nos sentimos acompañados”.
Consultados sobre la vacunación de los docentes, la información se vuelve nebulosa para los padres y madres de los alumnos. Estiman que menos de la mitad de los docentes estarían vacunados, lo que genera problema por la exposición a que se someten y por algunas medidas de fuerza a la que se ven obligados a recurrir.
En cuanto a los casos de contagio, la información y los temores circulan con más velocidad. “Muchos maestros y algunos alumnos dieron positivo” nos cuenta Gerardo. “También hubo muchísimos casos sospechosos y ahí nos aislaban durante 2 días hasta el hisopado de ese alumno y luego volvían a la escuela, pero siempre pasaba algo que nos alertaba como familia ya que debíamos aislarnos los 6 y eso es agotador, siempre 1 o 2 días por semana no iban al colegio por este tema”.
En la escuela primaria donde asisten los hijos de Mariana un profesor de Educación física se contagió y estuvo en terapia intensiva -“ahora por suerte se encuentra bien”–. “Uno de mis hijos tuvo contacto estrecho con él y se tuvo que aislar. Pero a mi otro hijo, que va a la misma escuela, lo obligaban a ir a clases (como si vivir en la misma casa no los convirtiera en contacto estrecho…). No tenía sentido, yo no lo permití. El diseño de las burbujas es bastante contradictorio”.
Infraestructura escolar y protocolos
Cuando consultamos sobre la situación edilicia de las escuelas, que fue un tema recurrente en el inicio de clases, quienes ya conocían los edificios con anterioridad, no creen que haya mayores dificultades en la ventilación y la posibilidad de distanciamiento dentro de las aulas. Igualmente Gerardo cuenta que “hubo problemas con las burbujas desde que empezó este 2021, a uno de mis hijos lo cambiaron de turno (2 semanas por la mañana y 2 por la tarde) eso nos está complicando bastante ya que tenemos 2 nenas que van al jardín y siempre estamos a las corridas con los horarios. Por dentro no pude ver la escuela ya que no podemos ingresar, pero nuestros hijos nos dicen que están separados y con las ventanas abiertas, igual las aulas las conozco de años anteriores y no son muy grandes”.
En cuanto a los insumos de higiene y cuidado es donde aparecen las mayores carencias. Mariana relata que “A los maestros les dieron barbijos, pero la verdad es que terminaban comprándose ellos otros de mejor calidad. A los padres nos solicitaban que cada chico llevara alcohol, un barbijo de repuesto, algo para tomar y nada más. Cuando la escuela primaria fue abierta a fines de año pasado en “modo recreativo” los docentes debían limpiar la escuela porque no había personal de limpieza. En el caso del secundario tuvimos 2 días sin clases porque no había insumos de limpieza para garantizar la cursada. Lo terminaron comprando los mismos docentes”.
“Creo que los protocolos están ok, el tema es que (al menos en la escuela primaria a la que desde este año concurre mi hijo menor) hemos tenido que enviar nosotros los insumos porque -según lo informado por la escuela- el Ministerio de CABA no se ha hecho presente para hacerles llegar los elementos básicos de higiene. Entonces la cooperadora ha tenido que comprar y además cada familia enviar una botella de alcohol y también hojas, para que la docente pueda realizar fotocopias” cuenta Noelia.
Mariana le asigna valor al rol de la cooperadora del colegio al que asisten sus hijos menores. “Se vieron afectadas en sus ingresos, muchos padres estuvieron imposibilitados de contribuir. De todos modos, su función siguió siendo importante. En la escuela primaria se encargaron de complementar la canasta escolar que brinda el GCBA cada 15 días. La misma contenía harina, arroz, aceite, pero ningún elemento de higiene. La cooperadora compraba lavandina, jabón y otros elementos de limpieza para entregarles a las familias. Antes de la pandemia era la misma cooperadora la que garantizaba la mayoría de los materiales de educación física, fotocopias, y muchos insumos que hacían al funcionamiento del ciclo escolar”.
Gerardo cree que los insumos son escasos: “destaco el gran esfuerzo de los maestros y maestras y de todo el personal, no así del Gobierno de la Ciudad que fue muy poco para mi gusto”
La suspensión de clases presenciales
La última pregunta que les hacemos es sobre la medida tomada por el gobierno nacional de suspender por 15 días las clases presenciales que generó tanta controversia. Es aquí donde aparece toda la sensatez que no se ve en los medios con sus declaraciones intencionadas y altisonantes.
Mariana: “Fue muy difícil la virtualidad, fue dura. Sostener a los chicos que cumplan con todas sus clases y tareas me demandó mucho tiempo. Yo soy la primera que quiere la presencialidad pero tiene que ser en igualdad de condiciones, con protocolos realmente efectivos, traslados seguros y los docentes vacunados. No da terminar muerto por ir a dar clases. Con la explosión de casos no me parece descabellada la medida, cuando estén las condiciones necesarias esperamos volver”.
Noelia: “Entiendo que es una medida necesaria si está basada en hechos que demuestren que la presencialidad aumenta el riesgo de contagios, por la razón que sea”.
Gerardo: “Me parece una gran medida para poder frenar el avance del virus que está muy complicado, tendría que haber sido antes de semana santa para mi gusto y por más tiempo, pero peor es no hacer nada como el señor Larreta, jefe de gobierno”.
La presencialidad aparece reiteradamente como una necesidad importantísima e incluso realizable, aunque implica una complejidad que no asoma en las enunciaciones que circulan habitualmente. También se repite la demanda de que la vacunación docente sea prioritaria junto a una mejor infraestructura escolar que garantice el correcto funcionamiento de los protocolos.
Las medidas sanitarias necesarias en pandemia para reducir la circulación no son felices ni tienen porque serlo. Padres y madres expresan el deseo de que bajen los casos y se pueda volver a la presencialidad con todo lo aprendido en esta experiencia que se inició en febrero, achicando los márgenes de errores en esta situación inédita.
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